Al vivir seis meses en Oviedo, Asturias, España, Europa, este otro lugar que no es México, etc., me he dado cuenta que en la vida de las personas se forman hábitos diarios, después de un mes. Creo que por eso las vacaciones duran poco, porque la novedad y la sorpresa de los primerios días desaparece con el tiempo, te acostumbras al lugar.
Me veo inmerso en un profundo declive literario, mi escritura se ha vuelto tan estandar, tan periodística, que algún día de estos seguramente caerá algún alud creativo que ilumine todo lo recientemente vivido.
El título de mi entrada de hoy tiene que ver con esa canción que puede gustar en España pero no en Alemania. Puede gustar en México pero no en Corea. Sin embargo, cada comunidad social tiene su sistema ligado intimamente con la cultura, política, religión, preferencias personales. Qué sé yo...
La verdad es que le estoy dando vueltas al asunto. Al asunto que yo realmente quiero gritar, hablar, conversar, expulsar, dialogar, metamorfizar. La comunicación, realidad cotidiana, cercana rutina mundial de nuestro espíritu.
Me veo inmerso en un profundo declive literario, mi escritura se ha vuelto tan estandar, tan periodística, que algún día de estos seguramente caerá algún alud creativo que ilumine todo lo recientemente vivido.
El título de mi entrada de hoy tiene que ver con esa canción que puede gustar en España pero no en Alemania. Puede gustar en México pero no en Corea. Sin embargo, cada comunidad social tiene su sistema ligado intimamente con la cultura, política, religión, preferencias personales. Qué sé yo...
La verdad es que le estoy dando vueltas al asunto. Al asunto que yo realmente quiero gritar, hablar, conversar, expulsar, dialogar, metamorfizar. La comunicación, realidad cotidiana, cercana rutina mundial de nuestro espíritu.