Primero fue uno. No volvió. Luego... otra; en el norte. Tampoco volvió. Se fueron "yendo". Unos por tener el color de la tierra, otros por la desgracia de haber nacido, nomás por eso. Luego fueron siendo decenas, centenas, millares de desaparecidos... hasta que un día, se llevaron a 43 y la indiferencia, el miedo y la vergüenza mostrados hasta entonces, se convirtieron en rabia, en indignación, en protesta. Por primera vez, millones salieron a buscarlos juntos, unidos como nunca habían estado... y así, buscando la justicia como ardiente flama: los encontraron. La semilla.
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21 de noviembre de 2014
19 de noviembre de 2014
12 años
Se me había pasado la fecha, pero el 6 de noviembre cumplí 12 años de tener este blog. Doce años son 4.380 días, quizás no haya escrito en todo ese tiempo pero sí he pensado y encontré aquí, en este espacio, un cuaderno para que muchas ideas no quedaran perdidas entre las millones de neuronas de un cerebro-océano-del-cosmos. Mis palabras como estrellas desaparecidas que aún brillan.
12 de noviembre de 2014
Miniatura asombrosa
Jorge Galán
Alguien puso semillas en mi mano:
treinta árboles mañana,
un bosque cincuenta años más tarde.
Aves encontrarán el sur en esos árboles
y lobos encontrarán cobijo
y las hormigas crecerán como un cuerpo
entre las raíces ciegas y soñolientas
y alguna vez una casa y otra casa
construirán esas maderas
y el invierno bajará en sedimentos
y el otoño con su total hastío
pondrá sus pies pesados
sobre los troncos gruesos y no los vencerá.
Nada hará que se quiebren.
Y dentro de cien años cien hombres
serán hombres felices amando a sus mujeres
bajo esos techos amplios,
un perfume de bosque flotará todavía
en los hijos que lleguen,
el mundo será el mundo y la noche la noche
las lechuzas de entonces tendrán ojos más grandes
y comerán gorriones lo mismo que alacranes
y el ratón será mínimo como un insecto extraño,
su pálida pelambre lo volverá invisible
de noviembre a febrero, y no tendrá enemigo:
ni el águila ni el hombre, si acaso, la serpiente.
Treinta árboles mañana,
flores malvas y rojas creciendo en ese bosque…
Ayer, unas semillas que alguien puso en mi mano
y que yo lancé al cielo.
Alguien puso semillas en mi mano:
treinta árboles mañana,
un bosque cincuenta años más tarde.
Aves encontrarán el sur en esos árboles
y lobos encontrarán cobijo
y las hormigas crecerán como un cuerpo
entre las raíces ciegas y soñolientas
y alguna vez una casa y otra casa
construirán esas maderas
y el invierno bajará en sedimentos
y el otoño con su total hastío
pondrá sus pies pesados
sobre los troncos gruesos y no los vencerá.
Nada hará que se quiebren.
Y dentro de cien años cien hombres
serán hombres felices amando a sus mujeres
bajo esos techos amplios,
un perfume de bosque flotará todavía
en los hijos que lleguen,
el mundo será el mundo y la noche la noche
las lechuzas de entonces tendrán ojos más grandes
y comerán gorriones lo mismo que alacranes
y el ratón será mínimo como un insecto extraño,
su pálida pelambre lo volverá invisible
de noviembre a febrero, y no tendrá enemigo:
ni el águila ni el hombre, si acaso, la serpiente.
Treinta árboles mañana,
flores malvas y rojas creciendo en ese bosque…
Ayer, unas semillas que alguien puso en mi mano
y que yo lancé al cielo.
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