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27 de septiembre de 2003

La imaginación es lo más importante en la vida

El viernes quería escribir sobre mi "viaje" al centro, sobre La secretaria una película norteamericana que al día siguiente quería comparar con otra película "romántica" que me atreví a ver American Pie 3, y al llegar a la casa en la tarde, después de ver la película y liberar ideas en mi cabeza para escribirlas aquí... nos fuimos a Ejutla porque mi tía abuela Lupe murió. Nos fuimos el sábado, truncando planes y tareas, para estar despierto hasta las 7 de la mañana velando y dormir 4 horas en todo el día. Fueron tantas tonalidades de sentimientos, el día de ayer... platiqué con gente que no veía desde hace mucho, también reí por "elevadores que se caen" y la tristeza invadió espacios también. Pero al regresar por la carretera vi muchos colores en el campo, en la pradera, en los espacios verdes, y amarillos, y anaranjados... y escuché conversaciones de mi casi desconocida tía Pamela y conversé con mi papá acerca del arte, al igual que de "ida", y de la película Muerte en Florencia, sobre la lectura feliz (término que descubrí en un libro de Gaston Bachelard el día de hoy). Fueron tantos los títulos que imaginé para la entrada. Tantas frases que escuché en 48 horas, tantas, que desbordaban en otras y no podía contenerlas, algunas se fueron y otras medio se quedaron: amor, imaginación, hacer, en vida, recuerdos, palabras, risas, sonrisas, llanto, deícticos, cine, viajar, muy, porvenir, cultura, imagen, la imaginación es lo más importante en la vida...

21 de septiembre de 2003

3 de septiembre de 2003

¿Y si el lenguaje es el causante de todos los problemas filosóficos?

Yo encontraría un espacio en el campo, donde el viento recorriera mis cabellos y los de los demás, aquellos que osaran escapar conmigo. Construiría un párrafo de casa y una habitación especial para los instantes de inconciencia. Los demás párrafos se escribirían en tiempos de cólera o en entregas.

Encontraría refugios más allá de la imaginación, o sea de la pura imagen, tal vez en mi oído, tal vez en mi boca.

El conocimiento no sería necesario después de uno a dos años y ahí la melodía que escucho no tendrá que terminar porque sería aún más incorpórea, si se da la posibilidad.

Convencionalismos, malos ratos y hasta fotografías serían olvidados. Se montaría una escena donde los actores hablaran e hicieran gestos jamás actuados, aunque nadie les creería y todos irían a reír a otro lado.

Pero mi mente no soportaría tales condiciones y regresaría al otro lugar, al que había quedado intacto. Llegaría a mi cuarto viendo en todas direcciones, los actores montarían un teatro en el que todos quedarían conmovidos y hasta lágrimas bañarían suelos y manos.

Y después, yo que sé, tal vez inventaría una historia con verbos infinivos, en tercera persona, que hablará de otro, no de mi, yo... yo...

Yo sólo pediría que encendieran sus bocinas.

DO... MI... DO...

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