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26 de junio de 2004

El día de la independencia

Ese día no llega así como así, aunque varios niños de mi generación, que ahora son adultos, la forjaron desde la infancia, por las buenas y también se consiguió por las malas. No fue fácil. Es la expresión francesa les quatre cents coups.

Pero las probabilidades nos dicen que las estabilidad es como la de un violinista en un tejado. El frágil pacto establecido puede desaparecer por la ambición personal o no sé qué cosa material o psicológica. El sentido común puede irse al carajo por la impresión de grandeza ya dicha, ya contada. Las tradiciones podrían más que las nuevas acciones, las cuales exigen de total atención, no como antes. Y si nos va bien en la jornada, quizás alcanzemos la madurez, pero yo ya no sé de la conciencia.

Y la afectividad es también muy importante, la que provoca confusión casi todo el tiempo. Pero algo escuché sobre el amor incierto y el otro. Sin embargo, ya no sé si dudar también de es, dudar de lo que siento, he sentido o sentiré, ¿es la razón la que conduce a la armonía? ¿es esto Alphaville?

Y luego esta la información incompleta, manipulada... ¿Siguen siendo los mismos intereses particulares milenarios los que oprimen la mundo?

Para que irme tan lejos, al mundo, ese lugar tan nombrado, no. El día de la independencia está aquí. Entre niños y árboles, entre adultos añorando infancia, entre varias parejas, en los espasmos de realidad que de cuando en cuando nos pegan. El día de independencia no creo que llegue por correo, por email, por ego, por alguno de los yoes, no. Pero de alguna manera: en los otros.

22 de junio de 2004

Baisers volés

Ya que no puedo utilizar el Pincipio de Incertidumbre de Heisenberg para hablar de las Ciencias Sociales, ya que estas teorías científicas suponen resguardar cierta distancia sana con las prácticas sociales; además, de alguna manera lo que he escrito o dicho tiene que ver con esa teoría en mayor o menor medida de otras relaciones intertextuales existentes en mi no conciente o lo que sea, que en estos momentos ya no es eso.

No quiero sonar teórico otra vez, no. Pero cuando uno trata de articular ideas personales, sonamos diferentes, utilizando palabras no cotidianas. No sé.

Estaba decidido a encontrar una forma sutil y bella para hablar de esta persona cuasificticia que habita en el cinematógrafo. Un personaje que ya lleva ahí casi cincuenta años y que yo ya debía haber conocido, considerando que me gusta el cine. Hablo nada más y nada menos que de Antoine Doinel. Tarde o temprano iba a conocerlo. Como en el futuro conoceré a otr@s, en la literatura, en la vida.

Una frase magnífica que leí en Besos robados, es una frase que no encuentro ahora en Internet. Y eso es muy bueno. No encontrar la autenticidad de algo tan preciado, al menos para mí; sino encontrarla sólo en mí memoria, por ahora reciente, de un hecho pasado.

Ver Shrek 2 un día antes también invita a la reflexión. Y no hablo del anticliché al que apuesta la película, no, hablo de la relación entre una película del presente y otra del pasado. Hablo de que creer que lo nuevo es lo mejor, sólo lleva a una cultura del rápido desecho de las presencias reales por la incierta virtualidad venidera anteriormente construida.

Hoy hablo guiado por autores de alguna parte medio conocida...

La frase de a la que me refiero tiene que ver algo con el coito. Antoine Doinel bajaba hacia la estación subterránea del metro junto a un amigo, detective privado, y tenían un diálogo existencialista. Su amigo le contaba que hacer el amor o tener sexo, era lo que justificaba la vida o en su sentido más apegado, la muerte.

En estos casos (películas), menos estruendosos y más honestos, es cuando una película permite relamente un diálogo, tanto sensato como respetuoso de la capacidad intelectual del espectador, aun si la situación es deprimente o melancólica. Invoca a la reflexión.

Para matar a la melancolía... huir de los pájaros que nos acechan.

10 de junio de 2004

La estructura del weblog

Tenía planeado un proyecto de análisis del weblog, ya que he encontrado muchas similitudes en su uso general.

Podría hacer un pequeño boceto ahora. Uno, primero la persona o el usuario crea en una cuena de bitácora/blog/diario en un servidor especial. Dos, escribe su primera entrada. Tres, por un periodo, la persona escribe con frecuencia y trata de mostrar quién es y qué le gusta. Cuatro, la persona revela íntimos recuerdos. Cinco, el usuario toma un descanso de tanto escribir. Seis, la persona entra en una serio proceso depresivo o festivo. Siete, no escribe por un tiempo. Ocho, deja definitivamente de escribir. Nueve, se suicida o se casa, que viene siendo casi lo mismo después de cuarenta años. Diez, la persona añora el weblog donde escribía pero ya es demasiado tarde. Once, los hijos de dicha persona descubren que su padre o madre tenía un weblog, ya que nunca borraron su cuenta, y ahora lo acusan de que hacía las mismas vagancias. Doce, demandas al servidor por tener aún tu cuenta abierta. Trece, si para estas alturas el weblog no ha desaparecido, entonces es muy probable que nunca lo haga. Catorce, para este punto ya es difícil saber si existen los weblogs o qué.

15, fin.

4 de junio de 2004

Vanilla Sky

Ahora que termina el semestre tengo muchas ganas de ver una película, no Harry Potter, no; sino Vanilla Sky. A mí me gustó más que Abre los ojos.

Es la edición de la película lo que me gusta tanto; así como el guión y un track en especial: Elevator beat.

En vacaciones voy a estar trabajando, además de asistir al Proulex.

He desarrolado tantas ideas y me hedado cuenta de tantas cosas, como otro joven estudiante, como lo que tenemos en la mente se tiene que poner de acuerdo con los demás. Y yo me tengo que poner de acuerdo con lo que tengo en la mente.

Leer la vida de una persona no tiene nada de poético. La realidad no es poética. Es natural. El cielo no es vainilla, pero con gafas poéticas se ven así...

Usemos la razón en la realidad y la imaginación en esa realidad transformada. O no.

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