Don't hide the pleasures you've found in your rolling around.
Architecture in Helsinki
¿Cómo se llaman las personas que se esconden profesionalmente? Bueno, tal vez no como un trabajo, pero que tienen tanta experiencia huyendo a través de su vida, ocultándose, cubriéndose de no sé cuántas hostilidades imaginanarias o reales que su andar se ve tan cauto ante los sabuesos invisibles.
Veamos. Un fugitivo o prófugo tiene pretextos claramente evidentes para escabullirse de algo o alguien, generalmente la justicia o todo lo contrario, un sistema represor intransigente. Cruza la frontera o no sale de casa. En los dos casos, no puede sobrevivir por él mismo.
No, yo no hablo de estos sujetos. Yo quiero ensayar sobre los evasores preventivos. Los que se aferran a la inconsciencia y sus mapas preestablecidos sensorialmente. Es verdad que todo ser humano está constituido psíquicamente por esta serie de factores casi casi conductistas asociados inconscientemente. Creemos comprender lo que ya conocemos. Y es por esto que algunos toman tales decisiones "previsoras", incluso, lo que es considerado como una "reacción natural".
Hay núcleos orgánicos que por su esencia contextual o absoluta, contienen una carga sustantiva pasiva, a la cual es necesario ir a encontrar, como el agua en el desierto o una perla en el fondo del mar. El ser humano decide pertenecer algunas veces al lado activo y otras tantas al pasivo, la neutralidad es verdaderamente rara. Tomar por verdad a la apariencia puede ser un acto peligroso que crea sujetos como a los que ahora me refiero, por ejemplo.
Muchas veces, el que huye o el evasor no sabe lo que busca. Al contrario del fugitivo, que escapa de una circunstancia que resquebraja un contexto más o menos sereno de su vida inmediata. El evasor al contrario, aletarga las peripecias que el porvenir supuestamente le tiene; el evasor se piensa oráculo de su propio destino. Rehúye de toda salvación posible al negar al otro, al diferente, al extraño, al que no cuadra en la iconografía de personajes de su mundo.
Así, el evasor se impide así mismo unirse al juego del azar, con trémula sorna alguna veces lo ha intentado pero el momento del azar no llega bajo nuestro mando, ya decían los chinos: "El momento elegido por el azar vale siempre más que el momento elegido por nosotros mismos."
El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo.
Alain
0 comentarios:
Publicar un comentario