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26 de diciembre de 2006

Ser tráfico

Lo que quería escribir hoy era una ficción sobre la gente de Guadalajara. Sobre una hipotética reacción respecto al aumento del precio del transporte urbano a $4.50. La idea surgió porque hoy vi una escena en el camión que bien pudo haberse repetido en el transcurso de este día en otros camiones:

Primer acto
Una señora no quiere pagar la nueva tarifa. Su esposo tampoco, lo cual es ya algo peligroso para el abnegado chofer.
Segundo acto
Uno y otro comienzan a discutir. Hasta este momento el público dentro del camión todavía no grita: "¡ya vámonos!". Eso pasa cuando comienzan a hablarse con cariño, afecto y respeto.
Tercer acto
El chofer invita al pasajero a dialogar el asunto con más calma y comodidad fuera del camión. Al final, las cosas no pasan a mayores, al menos la indignación no se muestra ya físicamente.

El caso es que se me ocurrieron planes alternativos contra la impotencia de mucha gente por este repentido aumento. Para otra gente dan igual cincuenta centavos más, pero también esto está dirigido para ellos. Si suben el precio del camión, tren, trolebús y demás transportes, que sea coherente el aumento del salario mínimo también. ¿Qué no?

¡SOLUCIONES!:

-En la medida de lo posible: caminar.

-Use la bicicleta de una buena vez, que igual matamos dos pájaros de un tiro y México baja del nada honroso ranking de los primeros lugares de obesos en el mundo.

-Si usted utiliza coche y conoce de vecinos que por las mañanas van hacia los mismos rumbos... ¡qué le cuesta darles un aventón! (se lo agradecerán en su cumpleaños, Navidad y otras fechas sensibilizantes).

-Taxistas: hoy es tiempo de actuar y aprovechar la situación (si es que los convence el aspecto monetario...). En vez de andar vagando sin pasaje de un lado pa' otro, pueden establecer rutas económicas alternas.

-Si es inevitable el uso del camión dígale al chofer "Nomás traigo cuatro pesos". Lo más probable es que el chofer no lo deje subir, pero no desista. Si todos tomamos esta actitud muy pronto los camiones se verán vacíos y los choferes pensarán "Pos ya mejor cuatro pesos que nada...". Y muy pronto el precio volverá a bajar...

-Recuerde la culpa no es suya, ni del chofer, ni de los demás pasajeros. Recuerde que en el pasado todas las movilizaciones civiles para impedir cambios (de precio, de horario de verano, de gobernantes, de injusticias y de porciones) fueron bien escuchadas. Confíe. Alguien le hará saber la buena noticia.

-Y si nada le convence: sea cómplice. Igual es más fácil y también hay un club. Ser tráfico.

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