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28 de noviembre de 2007

Poema de los colores y sabores

Mi manera de ayudarte
es permitiéndote que me pienses,
y que me permitas pensarte,
mis sueños son muy simples
parecidos al de un niño que
juega con una caja, pero esa
caja es su tesoro más grande
lleno de joyas multicolores
al igual que el arcoiris
que antes vivía en la tierra
pero un día cualquiera
aprendió a volar,
cada color de su espalda
representa la esperanza
íntima mezcla de probabilidad

Mi mejor manera de arrullarte
es dejando que duermas
tranquila, como si ninguna
preocupación existiera en casa
como si el mayor problema
del mundo fuera saber decidir
qué color combina con el
hambre, como si cada niño
en el mundo tuviera
lista la cena para esta noche
y nosotros fuéramos sus padres

Quizás algún día aprenda
a amar el jazz, tal vez aprenda
también a deslizarme entre
la tela del piano, sobre
un océano de certidumbre
sobre el sonido de la ternura
que emana una guitarra y una
voz que aspira y sueña poesía
hecha por los hombres
ni muy perfecta ni muy plana

Por el momento, solo quiero
ser el pintor que no
sabe guardar secretos
y pinta el mundo lentamente
con premeditación dibuja
en óleo la verdadera esencia
del espíritu y dibuja con tinta
de crema solar, separada
solamente por un gato,
nuestro mejor amigo,
aquel que lleva nuestra
correspondencia, adornada
con figuritas azules, matices

Pues, mi más sencillo modo
de ayudarte es silbando
cosas pasajeras, convirtiendo
en magia cada una de las sílabas
que rodean al poema, cada una
de las caras de este cuadro,
mi primer acto es convertir
un párrafo en un tren,
el segundo acto es
imaginar que el tren llega contigo
inundado de regalos amables,
cada coma es una piña,
cada acento es una sandía,
verde es la mirada que
me encandila, pero todavía falta
el tercer acto, quizás rojo,
quizás canto, tal vez algún
día probaremos su sabor,
mientras tanto yo te ayudo,
y tú me ayudas, permitiéndote
que me pienses, permitiéndome
pensarte.

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