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1 de enero de 2009

Mis yerros

Es sin duda un mal, estar lleno de defectos; pero es todavía un mal mayor estar lleno de ellos y no quererlo reconocer, porque es añadir todavía el de una ilusión voluntaria.
Blaise Pascal

La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía.
Proverbio árabe

Mis primeros propósitos para este año 2009 son los siguientes: reconocer mis virtudes y defectos. Quiero sacar provechos de ambos elementos que constituyen parte mi ser (o de mi estar siendo). Con una visión positiva comenzaré con mis yerros para publicar en el siguiente post mis virtudes. En algunas ocasiones es más sencillo analizar lo que no es algo, en vez de lo que es. Lo que no me gusta a lo que me gusta. Bueno, supongo que de alguna manera sofisticada iré diciendo lo que no para mostrar lo que sí.

¿Qué es ser valiente? Primero creo que ser valiente no está relacionado con ser fuerte físicamente, con ir a hacer la guerra o con hacer proezas inútiles para complacer a los otros. A veces uno puede decir que sabe hacer tal o cual cosa. Que en determinada situación actuará de tal o cual manera. ¿Puede un hombre ser valiente porque dice serlo? Pienso que las mujeres y hombres más valientes son aquellos que trascienden su época y son recordados por otros. El valor no se autoproclama se demuestra. No obstante, la mente humana funciona con eventos virtuales, lógicos, esquemáticos. La vida, sin embargo, se nos presenta espontánea. Y ser valiente cuesta. Porque cuando uno sale a la calle, todos los días hay circunstancias donde podemos o no demostrar valor. Pienso que ser valiente es no cerrar los ojos. Ser firme aún cuando se tiene miedo, duda o vergüenza. Pero también abierto y flexible al reconocimiento de un error propio.

Hay un dejo de ingenuidad en las personas que creen en los demagogos. Hay una malsana satisfacción cuando el ingenuo deposita su confianza en la palabra sólo pronunciada. Cuando la voz no se transpone al universo del hacer. La palabra debe ser pues, el comienzo y una vez realizada, ser fin.

En fin. Aún me queda y quedará la duda si mis defectos son las cosas que no soy o que sí, las cosas que no hago, que sí hago o que dejé de hacer. Los sueños que tengo, que no tengo o que dejé de tener. Me pregunto si mis defectos son también podrán ser también una puerta...

Vale, mis yerros en números, versión corta:

1. Puedo perderme en las conversaciones. No escuchar atentamente si el tema no me gusta mucho.
2. Puedo diluirme en un mar de complacencias, con tal de mantener cierto grado de conciliación entre todos. O sea, como mezclar agua con aceite de personalidades.
3. Puedo llegar a ser desordenado con el aseo de la casa.
4. A veces doy por sentada la vida de mi familia y no pregunto cómo fue su día, cómo se sienten o simplemente escucharlos (bueno, estando en París es menos fácil).
5. Aunque tengo comidas balanceadas, no como en horarios fijos.
6. No he practicado deporte en meses.
7. Súbitamente me invade el sentimiento de evasión multitudinaria y prefiero las calles vacías, los museos del viento.
8. Hay días en los que hablo más conmigo que con otras personas.
9. Soy terco, necio, obstinado.
10. No soy claro para demostrar que una idea, proposición o comentario no me agrada o estoy totalmente en contra.
11. No sé cocinar muchos platillos.
12. Tiendo a ver en las personas sus virtudes tanto como sus defectos, pero no suelo compartir con ellas esa información.
13. No he desarrollado por completo mis habilidades. Pienso que ninguna de las varias que tengo al 100%.
14. Puedo ser muy cálido físicamente con mi novia, pero no con mis amigos o amigas. Me gusta dar abrazos ya que el afecto físico muestra la importancia del contacto humano.
15. No quiero vivir para soñar, quiero soñar para vivir.

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