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15 de octubre de 2012

Ensamble I

Solía ser un poeta
y de mis versos se configuraba
la saliva, el volcán o un botón
que por una boca, presionaba
el tren sanguíneo, el aire
de los pechos, la nariz
de las palabras
y olía la vida
en cada acento
en cada vena

Solía ser el poeta
visitado por la brevedad
de un tiento, de una brisa
de besos y doradas prendas,
agazapado en una verdad, durmiendo
ya no entre atolondrados
luceros o crepúsculos terrestres
sino sobre sábanas de bytes,
terciopelos de tecla

Pero la luz es pobre
y todo lo que brila paga
y todo lo que brilla tiembla
y todo lo que brilla es
oro de otro costal
préstamo de dioses prácticos
usureros del tiempo
preceptores de la arena y el fuego
su huella es la nada
la hechura del espantapájaros
el lleno del aire
la calamidad de la inspiración
como de quien se muere
como de quien descansa...
y cansa...

no fue la raíz o el tesón
o la carpa del viejo diablo
que proyecta flores y avienta
buscapies para quemar las almas
ni tampoco la luna o la cal
o la casa o el trayecto del azul
la nota aguda que acaricia
todo lo que deja siempre de ser,
no fue un otro poeta
ni su avance en la caprichosa otredad
o en el advenimiento de los contratos
de las demandas o juegos de feria
no fue la sed ni la inmundicia
no fue la calle no fue la vela
no fue una mujer que pasaba
con los ojos de tijeras o tisanas
no fue la fe ni la lluvia
no fue el cartón de la pena
ni la cubierta de la polvadera
que dejaron los intereses cósmicos
por los pecados de nuestros padres,
el ADN o las neuronas de un:
"Y la sonrisa se hizo",
no fue ni siquiera un escombro
de algas purificadoras o vegetales
hipnóticos apiadándose del caliz,
de la carne y sus epidemias

¿qué fue entonces, dónde es?

está, es, allá o aquella
más sin, embargué las querellas
de la lengua para liberarme
de los buitres, de la roca,
de Aqueronte, de mi cruz
de la Vía Láctea y sus miles
o millones de estrellas
con gases hechos de maíz
por hombres de paja
por preámbulos de barro
en escaparates victorianos
en atroces modas que revientan
la vista y retuercen los párpados
por la falta de convicción
por la falta de un terreno propio
para cultivar las sílabas frescas
sino calada por la naturalidad
de la tez del camaleón

Sobran pinturas, sobran sueños
faltan vocales y etimologías,
las dictaduras del norte
se regozijan al sentir el clamor
de las trompetas, el compás
de los sempiternos tambores
que se acercan a una villa
o a una escalera hexadecimal
para ascender de nuevo al furor
de la taberna, al color de la tina
azucarada, palpitante, rebosante
de asfalto, quimeras y deudas

¡Pásele, pásele! Llévelo,
póngalo, edítelo, suminístrelo
adquiéralo a crédito o en ardores
heredados desde los Balcanes
hasta los Andes po, che, wey,
cabrón, chero, hijo de la chingada,
sotaco, tal por cual, malnacido,
bien que mereces la muerte,
la sangre, la crepitición de tu raza,
la notoriedad con que hablas
y mientes y rezas y juras y perjuras
que verdá de Dio: "arrieros somos
y el camino andamos" porque esa
fue la noche y no otra, donde
el cordero instaló una levedad
una casi nada

Abrígate bien muchacho,
que la noche es larga
y de la cueva del viejo cíclope
todavía se escucha el bravido
de un fantasma que no se cansará
de cobrar venganza a aquél
que lo engañó en el cautiverio
de la locura.

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